Los factores abióticos o no vivos que afectan a un ecosistema incluyen la temperatura local, la intensidad de la luz, la geología y la presencia de contaminantes. Además, factores como el pH del suelo y los tipos Los gases disueltos en un cuerpo de agua son factores no vivos a los que los organismos vivos deben adaptarse. Las condiciones climáticas de un área son factores abióticos que influyen en el funcionamiento de los ecosistemas.
Los factores abióticos de un ecosistema pueden ser beneficiosos o perjudiciales para sus habitantes. Por ejemplo, en el Ártico, la intensidad de la luz y la temperatura son muy bajas, lo que limita el número de organismos que pueden sobrevivir allí. Muy pocas plantas pueden vivir en el Ártico, lo que significa que los animales herbívoros, que de otra manera podrían hacer frente a las condiciones frías y tenues, no pueden obtener suficiente alimento para sobrevivir. Si los animales herbívoros no pueden sobrevivir en un área, los depredadores no tienen una fuente de alimento viable.
Además de los factores abióticos, los factores bióticos influyen en un ecosistema. Los factores bióticos, que resultan de los organismos vivos, incluyen parásitos, enfermedades y las comunidades locales de plantas y animales. La combinación de los factores bióticos y abióticos de un área determina muchas características del ecosistema, incluida su capacidad de carga o el número de animales que puede soportar.