Las bolas de goma rebotan debido a la liberación de presión de las moléculas de goma. Cuando el caucho se encuentra con un objeto estacionario, acumula energía comprimida y se libera hacia arriba para recuperar la forma.
El caucho es un material fuerte que soporta la deformación. El caucho puede estirarse, apretarse y dejarse caer desde alturas vertiginosas sin sufrir daños físicos. La resistencia y elasticidad del material son las características clave que hacen que las bolas de goma reboten.
El material elástico del caucho es la razón principal por la que las bolas de goma rebotan. La elasticidad es la tendencia de los objetos a conservar su forma original. Al dejar caer una pelota de goma, la parte de la pelota que toca el suelo se aplana. La naturaleza elástica del caucho hace que la bola vuelva a su forma redonda, lo que empuja la bola hacia arriba y hace que rebote.
La estructura molecular del caucho también es responsable de la bola que rebota. El caucho es un polímero, y como todos los polímeros, tiene moléculas relativamente largas y alineadas. Estas cadenas poliméricas largas y lineales también son un contribuyente principal al rebote.
La reticulación es otra característica que ayuda a las bolas de goma a rebotar. Las cadenas moleculares que comprenden el caucho están unidas a otras cadenas moleculares. Al igual que la elasticidad, si estas cadenas no estuvieran atadas, las bolas de goma no podrían rebotar porque no volverían a su forma original o esférica.