En ciencia, las constantes son valores que no cambian. Aunque las constantes se pueden medir, no se pueden cambiar durante el curso de un experimento en particular.
Para ilustrar la idea de las constantes experimentales en términos simples, los químicos podrían estudiar cómo reaccionan dos sustancias químicas a altas y bajas temperaturas mientras se asegura que la presión no cambie. Si se permitiera que la presión cambiara junto con la temperatura, sería difícil determinar si las diferencias observadas en la reactividad química fueron el resultado de diferencias de presión o diferencias de temperatura.
También hay constantes físicas como la velocidad de la luz. A diferencia de las constantes experimentales, no hay forma de cambiar el valor de una constante física.