Un rasgo ancestral es una similitud genética que se transmite a las generaciones posteriores, como el color de los ojos y la piel. La calvicie de patrón masculino y las mejillas enrojecidas también se consideran rasgos ancestrales.
Los rasgos ancestrales son estructuras de ADN que informan a las personas sobre los orígenes de sus antepasados. También explican por qué los miembros de la familia pueden parecerse. Las cosas menores, como la forma de la nariz o el cabello difícil de manejar, pueden definirse como atributos de una familia en particular. La habilidad musical y otros talentos también pueden estar asociados con el ADN ancestral. La disposición genética puede hacer que una persona comparta un rasgo común con otra persona de la familia. Por ejemplo, dos primos pueden compartir la misma afición por los limones debido a las variantes genéticas que se propagan dentro de la familia. Las variantes genéticas también pueden explicar el estornudo en la luz del sol y los antojos de azúcar.