Las nueces, semillas, aceites vegetales y pescado son ricos en grasas no saturadas. Las fuentes comunes son el aguacate, el aceite de oliva, el salmón, el aceite de soja, la mantequilla de maní, la caballa, la linaza, el aceite de girasol y las nueces.
Las grasas no saturadas se dividen en dos tipos: grasas monoinsaturadas y grasas poliinsaturadas. Las grasas poliinsaturadas se clasifican en grasas omega-6, que provienen de los aceites vegetales, y las grasas omega-3, que también se encuentran en los pescados grasos. Las grasas poliinsaturadas se consideran grasas esenciales porque proporcionan al cuerpo los ácidos grasos necesarios que no pueden producir por sí solos.
Si bien no hay pautas específicas sobre la cantidad de grasa no saturada que una persona debe consumir diariamente, los nutricionistas generalmente recomiendan mantener la ingesta de grasas monoinsaturadas por debajo del 20 por ciento y la ingesta de grasas poliinsaturadas por debajo del 10 por ciento de las calorías totales. Para evitar subir de peso, reemplace las grasas saturadas y grasas trans no saludables con grasas no saturadas. También reemplace los aceites o grasas para cocinar con aceites ricos en grasas no saturadas.
Las grasas no saturadas se han relacionado con la reducción del colesterol, lo que reduce la probabilidad de enfermedades cardiovasculares. No se debe intentar eliminar todas las grasas de una dieta, ya que la grasa es esencial para una buena salud. Es responsable de proporcionar energía al cuerpo, ayuda con el crecimiento y desarrollo normal de los huesos y es crucial para la absorción de ciertos nutrientes y vitaminas.