La corrosión es un proceso mediante el cual una reacción química devora un metal. Un ejemplo de una reacción química que causa corrosión es la oxidación del hierro por el agua en un proceso electrolítico. El producto de esta reacción es el óxido.
Una definición más amplia de corrosión es el ataque destructivo de un metal a través de la interacción con su entorno. Es el proceso por el cual los átomos metálicos dejan los compuestos en presencia de agua o gas. Los átomos de metal abandonan el metal hasta que falla o se erosiona por oxidación.
La tendencia a la oxidación depende del metal. Los metales utilizados en la construcción, como el acero y las aleaciones de cobre, están sujetos a corrosión. Los metales son combinaciones químicas de elementos múltiples. Estos metales son altamente vulnerables debido al alto contenido de energía de los elementos utilizados en forma metálica. El contenido de energía es mayor que el de sus minerales, lo que permite que la corrosión se convierta en un proceso natural. Al estar presentes en sus ambientes naturales, los minerales en el metal vuelven a su forma original. Por ejemplo, el hierro en el aire húmedo se convierte en óxido de hierro.
El óxido resultante es un término genérico para cuando se corroe el hierro. La reacción entre el hierro y el agua hace que se forme óxido en un objeto metálico.