Los gatos carecen de la codificación genética adecuada que permite que otros mamíferos, incluidos los humanos y otros animales como las hienas, experimenten sabores dulces, un rasgo que puede ser único entre los mamíferos. Además de carecer de la capacidad para degustar dulces, los gatos solo tienen 470 papilas gustativas, mientras que los humanos tienen más de 9,000. Sin embargo, esto no significa que los gatos no experimenten el sabor; por el contrario, las papilas gustativas son una pequeña parte del complejo sistema anatómico, que incluye su agudo sentido del olfato, que permite a los gatos experimentar un sabor intenso.
Debido a que los gatos han evolucionado como carnívoros, en teoría no necesitan probar los dulces, que se encuentran en los alimentos que no contienen carne. Si bien puede haber algunos gatos con gusto por lo dulce, los científicos aún tienen que estudiar tales muestras, y la opinión general es que los gatos no tienen la capacidad de experimentar sabores dulces. Los mismos mecanismos (o la falta de ellos) que hacen imposible que los gatos experimenten sabores dulces también dificultan que estos animales digieran los carbohidratos, información que parece perdida en los principales fabricantes de alimentos para mascotas. Según Joe Brand, un bioquímico del Monell Chemical Senses Center en Filadelfia, esta puede ser la razón por la que la diabetes se ha convertido en un problema en tantos gatos domésticos.