La velocidad de una serpiente depende de la especie y el tamaño. En promedio, el movimiento más rápido de una serpiente es entre 5 y 8 mph. La serpiente más rápida del mundo es la mamba negra, que puede alcanzar velocidades de 10 a 12 mph en ráfagas cortas.
Las serpientes utilizan diferentes formas de movimiento, dependiendo de su entorno. La forma más común es la ondulación lateral, que se utiliza en la tierra y el agua. La serpiente flexiona su cuerpo de izquierda a derecha y crea un movimiento de onda que lo impulsa hacia adelante, moviéndolo aproximadamente dos longitudes de cuerpo por segundo.
La ondulación lateral terrestre utiliza el mismo movimiento, pero la serpiente empuja contra pequeños objetos en su camino, como rocas, árboles o grupos de tierra. En cada punto donde el cuerpo de la serpiente toca los objetos, empuja hacia adelante, creando más impulso y velocidades más rápidas. Esta es la forma más rápida en que las serpientes se mueven, ganando hasta ocho longitudes de cuerpo por segundo.
Las serpientes usan el movimiento lateral cuando las superficies son suaves y carecen de objetos contra los que empujar, como en las dunas de arena. Una serpiente de movimiento lateral utiliza el movimiento de izquierda a derecha de la ondulación lateral, pero la mitad del cuerpo empuja hacia el suelo mientras que la otra se eleva en el aire. El movimiento alterno mueve a la serpiente hacia adelante como una onda rodante.