El "locus de control" es un concepto en psicología que se basa en la fuerza de la creencia de un individuo en la cantidad de control que tienen sobre situaciones y experiencias que afectan la vida. Los individuos pueden clasificarse como poseedores de un lugar de control interno o externo.
Las personas que poseen un lugar de control interno generalmente asumen que poseen un grado de control sobre las circunstancias y los eventos que les suceden. Sin embargo, los individuos que poseen un lugar de control externo creen que no tienen control sobre lo que les sucede, lo que los lleva a responsabilizarse y responsabilizarse de las variables externas.
El psicólogo Julian Rotter desarrolló el concepto del lugar de control. La idea se conceptualizó inicialmente en 1954 con la sugerencia de Rotter de que el comportamiento humano está controlado tanto por los castigos como por las recompensas. Las consecuencias derivadas de las acciones de un individuo influirían en la percepción de las causas de los eventos y acciones.
El locus de control se refinó aún más en 1966 cuando Julian Rotter creó y publicó una escala que mide si el locus de control de un individuo es interno o externo. Bajo esta escala, no hay individuos con un locus de control completamente interno o externo.