ECG y EKG son dos acrónimos para el electrocardiograma. Esta es una prueba para detectar problemas con la actividad eléctrica del corazón, que hace que el músculo cardíaco se contraiga y bombee sangre a través de las arterias. Los médicos pueden ordenar un electrocardiograma para diagnosticar la causa de arritmia (latido irregular), ataque cardíaco o insuficiencia cardíaca, según WebMD.
Un médico puede ordenar un electrocardiograma (EKG) para un paciente que muestre signos o síntomas de posibles afecciones cardíacas, como dolor en el pecho, ritmo cardíaco irregular, problemas para respirar, fatiga, debilidad o sonidos extraños cuando el corazón se controla con un estetoscopio. Un EKG también se puede usar para medir la efectividad de un medicamento o un marcapasos, según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre.
Los pacientes que tienen presión arterial alta, colesterol alto, diabetes y aquellos que son fumadores o tienen antecedentes familiares de enfermedad cardíaca temprana son candidatos para un EKG. Un EKG puede ser parte de un examen físico de rutina, o podría usarse para formular un plan de tratamiento. La prueba es indolora y se puede administrar en el consultorio del médico. El médico puede ordenar más de una prueba de EKG para ayudar a alcanzar un diagnóstico definitivo. Los pacientes hospitalizados pueden ser monitoreados por electrocardiogramas continuos, llamados telemetría, según WebMD.