Las catapultas funcionan con la energía almacenada para lanzar proyectiles a grandes distancias. Tanto las catapultas como los balistas funcionan almacenando la tensión, ya sea en una cuerda retorcida o en trozos de madera que han sido flexionados. El trebuchet, un dispositivo similar, utiliza un contrapeso para transferir la fuerza necesaria para lanzar un proyectil.
Las catapultas eran antiguos motores de asedio que utilizaban un principio simple de la física, conocido como energía almacenada, para lanzar una carga útil sin la necesidad de explosivos. La aplicación de fuerza suficiente a un objeto puede cambiar su forma. Los objetos elásticos, como la madera o la cuerda, pueden almacenar energía potencial cuando se usa la fuerza para cambiar su forma. Cuando esta energía potencial almacenada se libera más tarde, se transfiere al proyectil o carga útil que se lanza.
Los trebuchets son motores de asedio muy similares a las catapultas y funcionan utilizando los mismos principios de almacenamiento de energía potencial. Mientras que las catapultas almacenan energía potencial en una sustancia elástica, las trebuchets utilizan un sistema de barra y contrapeso giratorio que puede almacenar energía cinética cuando se eleva a su posición. Tanto las catapultas como las catapultas utilizan engranajes y torceduras que transfieren fuerza directa, lo que hace posible almacenar y generar energía potencial a través de aplicaciones repetidas durante un largo período de tiempo.