El elemento tungsteno originalmente se llamaba wolfram. El científico sueco Peter Woulfe descubrió y nombró originalmente tungsteno, quien clasificó la nueva sustancia como wolframita. Sin embargo, se encontró que el elemento tenía propiedades variables, lo que llevó a su cambio de nombre y clasificación como tungsteno en 1783 por los científicos españoles Juan José y Fausto d'Elhuyar.
El tungsteno consiste naturalmente en cinco isótopos estables y también tiene una docena de isótopos asociados conocidos. El tungsteno tiene un punto de fusión y una gravedad específica relativamente altos junto con una valencia que oscila entre dos y seis. Es de color gris acero a ligeramente grisáceo en apariencia y varía en composición dependiendo de su pureza. El tungsteno impuro es relativamente frágil y quebradizo, mientras que el tungsteno puro es suave y flexible y se puede diseccionar con un objeto afilado, como una sierra o un hacha.
El tungsteno tiene una de las presiones de vapor más bajas de todos los metales y tiene una alta resistencia a la tracción. Este elemento tiene propiedades físicas y químicas que le permiten expandirse y contraerse sin perder forma, lo que lo convierte en un material común en artículos de vidrio y también en ciertos objetos metálicos. El tungsteno, junto con sus aleaciones, se utiliza para hacer filamentos para lámparas eléctricas y tubos de televisión, así como acero, pinturas y lubricantes.