Las avalanchas pueden causar daños catastróficos en hogares, hábitats y propiedades, así como muertes humanas. Las avalanchas pueden causar inundaciones repentinas si los escombros llegan a los ríos o lagos y hacen que el nivel del agua suba. Además, las avalanchas causan problemas económicos, ya que las comunidades deben gastar recursos considerables para corregir los daños causados por la caída de nieve y hielo.
Hay cuatro tipos básicos de avalanchas. Se producen avalanchas de nieve sueltas después de que una nevada fresca comienza a caer por una empinada cara de montaña. Las avalanchas de losas ocurren cuando un bloque subyacente de nieve o hielo se desplaza y cae por la montaña. Las avalanchas de nieve en polvo contienen nieve suelta encima y una capa de hielo o nieve en la parte inferior. Las avalanchas de nieve húmeda caen lentamente por una colina, disminuida por la fricción creada. Las avalanchas de nieve en polvo son el tipo más peligroso, y dichas avalanchas pueden alcanzar 190 millas por hora en casos excepcionales. Las avalanchas de nieve en polvo causan un gran número de muertes.
Varios factores diferentes pueden causar avalanchas. La actividad humana está frecuentemente implicada en su ocurrencia, especialmente cuando la maquinaria pesada causa una vibración excesiva. El clima también puede causar avalanchas, especialmente vientos fuertes o lluvias intensas. Las temperaturas excesivamente altas también pueden hacer que partes de la nieve se derritan, produciendo avalanchas peligrosas.