Un hábitat es donde vive un organismo o una comunidad de organismos, y un nicho es el lugar específico que un organismo tiene en un ecosistema. Un hábito puede ayudar a definir el nicho de una criatura en particular pero no puede describir enteramente.
Un hábitat puede variar en tamaño desde una criatura huésped donde los parásitos viven en un bosque de árboles o un estanque hasta cosas mucho más grandes. Deben proporcionar a los organismos que viven allí lo que necesitan para sobrevivir, como alimentos, agua, oxígeno y minerales. Si el hábitat proporciona estas cosas a los organismos que viven allí, esas criaturas permanecerán en el hábitat. Sin embargo, si no se satisfacen estas necesidades, los organismos que viven allí se moverán a otro lugar.
Un nicho, por otro lado, refleja los comportamientos de un organismo y otras variables como el viento o la temperatura que afectan esos comportamientos. La evolución ayuda a las especies a adaptarse a lo largo del tiempo hasta que evoluciona para llenar con éxito un lugar dentro de un entorno determinado. Sin embargo, algunas especies evolucionan tan bien que puede que ya no sean adecuadas para otro ambiente. También es posible que entornos similares ayuden a especies similares a evolucionar que no viven juntas. Por ejemplo, el ganado en América del Norte y los ñus en África son similares porque evolucionaron en nichos similares en sus entornos.
