La contaminación espacial, a menudo llamada desechos espaciales, se refiere a satélites y otros materiales que ocupan una porción relativamente pequeña de la órbita terrestre baja. Los científicos están preocupados de que una cascada de escombros que se rompen pueda representar una amenaza futuros lanzamientos.
La órbita de la Tierra baja es un lugar lleno de gente. Desde el lanzamiento del Sputnik I, el número de satélites en el espacio ha aumentado. También están presentes cohetes gastados y otros escombros. En total, el espacio está lleno de decenas de miles de satélites y otras piezas de escombros. Con el tiempo, las baterías de los satélites se agotan o se vuelven inoperables debido a daños o mal funcionamiento.
El satélite y las piezas de desechos chocan entre sí, lo que hace que se rompan en muchas piezas más pequeñas. Estas piezas más pequeñas representan una amenaza para otros satélites en órbita, y las colisiones darán como resultado aún más pequeñas piezas de escombros. Los expertos advierten que la masa de la contaminación del espacio podría llegar a ser tan grande que los futuros lanzamientos espaciales podrían correr peligro.
Este problema es difícil de solucionar. Usar láseres para destruir escombros probablemente empeoraría el problema al aumentar la cantidad de escombros, y el costo de lanzar un satélite para enviar pequeños pedazos de regreso a la Tierra es costoso. Los científicos confían en las bases de datos de desechos espaciales para ayudarlos a determinar si los satélites que funcionan están en riesgo.