Las fechas son importantes para la historia porque ayudan a mostrar cronológicamente las relaciones de causa y efecto entre los eventos. Al saber exactamente cuándo ocurrieron las cosas, los historiadores también pueden comparar con mayor precisión diferentes sociedades en momentos específicos.
Las fechas han sido registradas por diferentes culturas y grupos de personas a partir de diferentes momentos. Los europeos cristianos adoptaron la convención de registrar fechas según si ocurrieron antes o después del año en que nació Jesucristo. Este es el sistema que la mayoría del mundo usa hoy en día. Al mirar las fechas anteriores al año uno, los historiadores cuentan al revés y etiquetan el año BCE, o "antes de la era común".
