Las familias brindan a las personas un importante sistema de apoyo, no solo durante la infancia sino a lo largo de la vida, y le brindan a la sociedad una estructura para transmitir los valores de una cultura de una generación a la siguiente. Ambos los roles son cruciales para que una cultura mantenga la coherencia a medida que pasan las décadas y los siglos.
Uno de los eventos más trágicos en la vida de un niño ocurre cuando los padres no brindan la estructura de apoyo. Muchas veces, otros miembros de la familia pueden llenar los vacíos y ayudar a criar a los niños, lo que aún refuerza la estructura familiar. Sin embargo, en los casos más trágicos, una agencia gubernamental tiene que intervenir y hacerse cargo de los niños para que no pasen por los horrores de la negligencia. Sin embargo, en situaciones como esta, la familia le ha fallado al individuo.
El papel de la familia en la sociedad también es significativo, porque la familia es la unidad transmisora de los valores de una cultura para la próxima generación. Cuando los niños aprenden las formas correctas de comportarse y manejarse en casa, es más probable que contribuyan de manera efectiva a la sociedad y tengan una vida productiva y de contenido. Las familias que no transmiten esos valores perjudican a la sociedad.