El sonido se clasifica como una onda mecánica porque requiere un medio para propagar su energía y no se puede escuchar en vacío.
Las ondas electromagnéticas no requieren un medio para viajar y pueden propagar energía a través del vacío al vibrar campos magnéticos y eléctricos perpendiculares entre sí. La luz y el calor son ejemplos de ondas electromagnéticas porque pueden transferir energía a través del espacio. Las ondas mecánicas, por otro lado, transfieren energía al hacer vibrar las moléculas de un medio, que puede ser sólido, líquido o gaseoso. En ausencia de moléculas, las ondas mecánicas no pueden transferir energía.
Si se coloca una fuente de sonido, como una campana, en un frasco del que se ha eliminado todo el aire, el sonido de la campana no se oirá cuando suene. Si el recipiente se llena con aire o agua, se puede escuchar el sonido de la campana. De manera similar, un diapasón funciona haciendo vibrar las moléculas de aire en sus proximidades moviéndose hacia adelante y hacia atrás y no produciría ningún sonido si las moléculas estuvieran ausentes, lo que demuestra que el sonido es una onda mecánica.