Enterrar huesos u otras golosinas es un ejemplo de la tendencia instintiva del perro a acumular alimentos para su posterior consumo. Los perros que viven en la naturaleza y que se defienden a sí mismos a veces derriban grandes presas y ocultan parte de la cadáver en algún lugar donde otros animales probablemente no lo encontrarían. Esto permitió que los perros lo desenterraran más tarde cuando volvieran a tener hambre.
Aunque la mayoría de los perros no tienen una necesidad práctica de acaparamiento de alimentos, muchos de ellos aún conservan el impulso instintivo para hacerlo. Los perros con dietas cuidadosamente en porciones a menudo esconden juguetes en lugar de alimentos. Algunos incluso pueden acumular las pertenencias de sus dueños.
A pesar de la imagen tradicional de los perros enterrando sus huesos en la tierra, muchos perros utilizan una forma más sutil de esconderse. Es un comportamiento común ocultar juguetes o golosinas en la ropa de cama o pilas de ropa. Algunos pueden simplemente poner cosas detrás o debajo de los muebles. Todos estos comportamientos se derivan del mismo impulso instintivo de guardar cosas deseables para más adelante.
Parte de este comportamiento de acaparamiento puede deberse al aburrimiento. Cavar es una actividad divertida para los perros, pero es menos probable que un perro cansado se involucre en ella. Los perros que tienen un exceso de comida tienen más probabilidades de acapararlo, por lo que evitar la alimentación libre y solo dar golosinas de vez en cuando puede ayudar a prevenir la acumulación. Aunque el acaparamiento de juguetes es bastante seguro, los alimentos enterrados pueden descomponerse y causar enfermedades cuando se comen