Los humanos tienen esqueletos para proteger sus órganos internos, apoyar el cuerpo y realizar movimientos coordinados. Algunos componentes esqueléticos también producen células sanguíneas y almacenan minerales.
Los huesos protegen los órganos vitales del daño. El cerebro y los ojos están encerrados en el cráneo, mientras que el corazón y los pulmones están detrás de las costillas. El esqueleto también proporciona un marco para el cuerpo humano. Sin huesos, el cuerpo no podría mantener su forma. En cambio, la piel, los órganos y los vasos sanguíneos se acumularían en el suelo. Debido a que los tendones sujetan los músculos a los huesos, los humanos también pueden caminar, saltar, hablar y realizar cientos de otros movimientos.
La médula ósea que se encuentra dentro de los huesos es responsable de producir células sanguíneas. En los adultos, la producción de células sanguíneas se limita a la médula de ciertos huesos, como la pelvis y la columna vertebral. La médula ósea produce glóbulos rojos, plaquetas y la mayoría de los glóbulos blancos.
El esqueleto también almacena fósforo y calcio. De hecho, el 99 por ciento del calcio del cuerpo se encuentra en los huesos. Los huesos también almacenan el 85 por ciento del suministro de fósforo del cuerpo. El sistema endocrino regula el almacenamiento de estos minerales con vitamina D, calcitonina y hormona paratiroidea.