El esqueleto humano protege los órganos internos, sostiene el cuerpo del cuerpo, almacena los químicos y minerales del cuerpo, facilita el transporte y la formación de la sangre y hace posible el movimiento. El esqueleto está formado por más de 200 huesos conectados. Los esqueletos también contienen cartílago, que son tejidos gruesos similares a la goma que se encuentran en las articulaciones.
De acuerdo con InnerBody, cada hueso del esqueleto humano contiene vasos sanguíneos y médula ósea formada por células grasas, células de tejido conectivo y células nerviosas que ayudan a transportar la sangre por todo el cuerpo. El esqueleto también ayuda a mantener los órganos internos en su lugar. Por ejemplo, el cráneo humano mantiene el cerebro inmóvil y la cavidad torácica sostiene el corazón y los pulmones. El esqueleto humano no solo cubre los órganos vitales, sino que también los protege de los daños.
Los cuerpos humanos pueden moverse porque los huesos del esqueleto contienen ligamentos y tendones, que realizan ciertos movimientos cuando se contraen músculos específicos. La forma y el tamaño de cada hueso afectan su potencial rango de movimiento. Por ejemplo, los huesos pequeños en las manos de una persona hacen posible realizar actividades precisas y detalladas, como escribir o atar cordones de los zapatos. Los huesos grandes que forman las piernas y los brazos permiten a los humanos caminar, correr y levantar objetos.