El efecto invernadero se explica fácilmente a los niños al comparar la Tierra con un invernadero lleno de plantas. El vidrio de un invernadero atrapa el calor y permite que las plantas se mantengan calientes durante todo el año, mientras que la atmósfera terrestre tiene gases que actúan de la misma manera que el vidrio de un invernadero y atrapan el calor cerca de la superficie del planeta.
Varios gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, son muy importantes para la atmósfera y el clima de la Tierra. El sol calienta la Tierra, y estos gases controlan el clima al atrapar parte del calor e impedir que se escape al espacio. Este proceso continuo entre el calor del sol, los gases naturales en la atmósfera y la Tierra se denomina efecto invernadero. Si demasiados de estos gases se producen a través de actividades que no ocurren naturalmente, como la quema de combustibles fósiles, la Tierra atrapa demasiado calor. Si hay demasiado calor atrapado en la Tierra, el clima se vuelve más cálido, incluso en los meses de invierno. Esta alteración dramática en el clima daña a muchos organismos porque la Tierra produce naturalmente el equilibrio correcto de gases necesarios para crear el clima perfecto para sostener la vida. Esta versión mejorada y peligrosa del efecto invernadero se conoce como calentamiento global.