La mayoría de los compuestos iónicos son solubles en agua porque las fuerzas electrostáticas de las moléculas de agua polares son más fuertes que las fuerzas electrostáticas que mantienen los iones juntos. Hay varias excepciones, sin embargo, donde las fuerzas electrostáticas entre Los iones en un compuesto iónico son lo suficientemente fuertes como para que las moléculas de agua no puedan separarlos. A pesar de estas pocas limitaciones, la capacidad del agua para disolver compuestos iónicos es una de las principales razones por las que es tan vital para la vida en la Tierra.
El agua es un compuesto covalente compuesto por un átomo de oxígeno y dos átomos de hidrógeno. Mientras que el enlace se clasifica como covalente, el oxígeno tiene una electronegatividad mucho más alta que el hidrógeno, por lo que el átomo de oxígeno recibe la mayor parte de las cargas de electrones del enlace. Además, las moléculas de hidrógeno están unidas a un ángulo de menos de 180 grados entre sí, lo que hace que las moléculas de agua sean altamente polares, con el lado del oxígeno con una carga negativa neta y el lado del hidrógeno con una carga positiva neta. Esta estructura inusual y una fuerte polaridad son las que le dan al agua muchas de sus propiedades inusuales, como su alta tensión superficial y capacidad térmica, además de su capacidad para disolver tantos compuestos iónicos. A diferencia de la mayoría de los solutos, algunos compuestos iónicos, como la sal de mesa, varían poco en solubilidad con la temperatura.