La creencia de los primeros astrónomos de que la Tierra era el centro del universo se derivaba de herramientas astronómicas limitadas y actitudes geocéntricas. El Modelo Ptolemaico, desarrollado alrededor del año 100 dC, presentó el sistema solar centrado en la Tierra en que la mayoría de los primeros astrónomos romanos creían.
A principios de la década de 1500, Nicolás Copérnico publicó el primer trabajo teórico principal que desafió la noción de un universo centrado en la Tierra. Copérnico teorizó sobre un universo centrado en el sol o un sistema solar heliocéntrico. En 1610, Galileo Galilei pudo usar el primer telescopio para estudiar el sistema solar. Fortaleció el argumento a favor de un sistema heliocéntrico al notar los niveles cambiantes de brillo durante las rotaciones de ciertos planetas, así como la luna de la Tierra y el Sol.