Las células animales no tienen cloroplastos porque los animales no son plantas verdes. Los cloroplastos son orgánulos o cuerpos pequeños y especializados en células vegetales que contienen clorofila y ayudan con el proceso de la fotosíntesis. Al igual que las mitocondrias, los cloroplastos tienen su propio ADN.
Los cloroplastos vienen en varias formas, con muchos de ellos en forma de discos. Tienen una membrana interna y externa. La membrana interna rodea y protege las pilas de tilacoides, que se llaman grana y el estroma. El estroma es un fluido alcalino, rico en nutrientes. También contiene el ADN del cloroplasto, ribosomas y almidones. Los grana se conectan entre sí por la estroma lamela, que los mantiene en orden y les permite realizar la fotosíntesis de manera más eficiente. Las moléculas de clorofila residen en la superficie de los tilacoides.
Cuando la molécula de clorofila en un cloroplasto absorbe la luz solar, la molécula se excita y pierde un electrón. Esto le da una carga positiva y le permite agarrar electrones de otras sustancias, incluida el agua. Esto desestabiliza la molécula de agua, que se descompone y libera oxígeno e hidrógeno. El oxígeno es el producto de desecho de la planta, que los humanos y otros animales usan para respirar. La planta utiliza hidrógeno para convertir el dióxido de carbono en azúcares simples. Esta fijación de CO 2 ocurre en el estroma y es la base de la fotosíntesis.