La agilidad ayuda al rendimiento en actividades que requieren un cambio rápido de dirección mientras se mantiene el equilibrio, la velocidad, la fuerza y el control del cuerpo. Es un aspecto importante en muchos deportes. Una buena agilidad se puede traducir en un mejor rendimiento y una respuesta más rápida, y puede dar una ventaja sobre sus competidores.
La agilidad es el poder de moverse rápida y fácilmente. Permite que alguien desacelere, acelere y cambie de dirección mientras mantiene el control perfecto del cuerpo y sin perder mucho tiempo en la transición. Además de las habilidades requeridas para deportes específicos, la agilidad es el principal factor determinante para el éxito en los deportes. La raqueta, el squash, el tenis y el bádminton son algunos de los deportes que requieren un nivel considerable de agilidad. Otros deportes donde la agilidad juega un papel importante incluyen el rugby, el fútbol, el baloncesto, el voleibol y el hockey.
La agilidad ayuda a garantizar las habilidades de coordinación colectiva de un atleta y brinda una ventaja competitiva para los atletas con desafíos de altura, tamaño, velocidad o fuerza. Las artes marciales como el judo, taekwondo, karate y kickboxing requieren un gran nivel de agilidad. Las habilidades pueden mejorarse con ejercicios de entrenamiento de agilidad, así como con la mejora de los componentes específicos de aptitud física de equilibrio, velocidad, potencia y coordinación.
Las demandas de los deportes de agilidad de alto rendimiento dictan que los atletas combinan rápidamente una colección continua de actividades físicas y mentales sofisticadas y flexibles. El entrenamiento eficaz de la agilidad puede ayudar a evitar lesiones al mejorar la capacidad del cuerpo para controlar eficientemente las fuerzas excéntricas en diferentes direcciones.