El cobre es un buen conductor de la electricidad porque los electrones de valencia son libres y se repelen entre sí con tanta fuerza que causa la repulsión de otros electrones. Esto esencialmente obliga a la electricidad a bajar la pieza de cobre, o lo conduce por el metal.
Cualquier influencia externa causará la acción de repulsión, por lo que la fuerza de la electricidad en sí misma es lo que pone en movimiento la conducción. Este movimiento de repulsión permite que la electricidad se mueva libremente, a diferencia de los sólidos no metálicos que están formados por átomos que sujetan sus electrones con fuerza. Esa estrecha unión evita que la electricidad fluya desde el punto A al punto B. Hay muchos metales que pueden usarse como conductores, pero el cobre es uno de los más populares.