El uranio tiene numerosas propiedades físicas, químicas y atómicas que lo hacen útil para una amplia gama de usos, como la producción de energía y el diseño de armas. El uso principal de uranio es como fuente de energía en los reactores nucleares, aunque es solo radioactivo débil y requiere un moderador, como agua pesada, para generar calor de manera efectiva.
Además de su uso en la producción de energía, el uranio se puede usar como desencadenante fisible en las armas nucleares. Las municiones antitanques a menudo están hechas de uranio empobrecido debido a su alta densidad y su capacidad para transferir energía de impacto a las armaduras modernas. La alta densidad del uranio lo hace muy pesado, por unidad de volumen, y el metal se usa a menudo como un contrapeso en las superficies de vuelo de los aviones. También se utiliza en la construcción de giroscopios para aeronaves.
El uranio tiene propiedades químicas que lo hacen valioso para varias industrias. En el siglo XIX, el uranio oxidado se usó como aditivo en la fabricación de vidrio coloreado. El uranio se ha detectado en el vidrio que data de los inicios del Imperio Romano, donde se usó para impartir un tono amarillo dorado al vidrio de alta calidad. El uso de uranio en la cristalería llegó a su fin en gran parte después de que se descubrió que el vidrio de uranio emite radiación alfa.