La contaminación del suelo se puede controlar limitando el uso de fertilizantes químicos y sustituyéndolos con fertilizantes y abonos. Reducir el uso de pesticidas y aplicar métodos biológicos también reduce la contaminación del suelo.
Otros métodos para controlar la contaminación del suelo incluyen el reciclaje de plásticos, papel y otros materiales; reutilización de materiales; promover la forestación y prevenir la deforestación; la eliminación de residuos adecuadamente; y promover programas de concientización sobre la contaminación.
La contaminación del suelo se conoce como la contaminación del suelo causada por la presencia de productos químicos fabricados por el hombre, como pesticidas e insecticidas. Estos químicos tienden a reducir la calidad del suelo haciéndolo menos fértil o estéril. La contaminación del suelo también es causada por la alteración del ambiente natural. Estas causas se derivan de la eliminación inadecuada de desechos, productos químicos agrícolas y actividad industrial.
Otras causas de contaminación del suelo incluyen prácticas de riego desfavorables; fuga de residuos sanitarios; fugas de combustible de automóviles; Manejo y mantenimiento inadecuado de sistemas sépticos; eliminación inadecuada de residuos nucleares; malos métodos de gestión de residuos; y los gases tóxicos de las industrias que causan lluvias ácidas.
Si la contaminación del suelo no está controlada, puede tener efectos adversos sobre el equilibrio ecológico y la salud de los organismos vivos. Estos efectos incluyen una mayor erosión del suelo; creación de polvo tóxico; pérdida de nutrientes en el suelo; fertilidad reducida del suelo; alteración en la estructura del suelo; y aumento de la salinidad del suelo.