Los telescopios se utilizan para recopilar y analizar la radiación liberada por objetos distantes. Son capaces de operar en diferentes frecuencias del espectro electromagnético, incluyendo ondas de radio, rayos gamma, microondas, infrarrojos, ultravioleta y rayos X.
La función principal de los telescopios es recoger luz. Pueden ver detalles finos y grabar vistas utilizando cámaras. Los telescopios más grandes pueden reunir más luz y, por lo tanto, pueden ver objetos que están más lejos. Pueden identificar cosas a una distancia mayor y ampliar la expansión del universo observable.
Los telescopios ópticos están compuestos por lentes y espejos que agrandan cosas lejanas o mejoran el brillo de objetos indistintos. Los radiotelescopios identifican el ruido basándose en las longitudes de onda de radio en el espacio. Pueden formar una imagen del objeto que escuchan en función del sonido que obtienen de ese objeto.
Los investigadores usan telescopios de rayos X para adquirir información sobre el sol, las estrellas y las supernovas. Los telescopios de rayos gamma se utilizan para verificar diversos fenómenos, como los agujeros negros y los púlsares. Los telescopios reflectores proporcionan imágenes increíblemente detalladas de objetos distantes en el universo, incluidas galaxias lejanas, nebulosas y estrellas moribundas.
Los telescopios tienen una resolución limitada debido a las perturbaciones e irregularidades en el aire. Su resolución no puede aumentar más allá del límite incluso si el tamaño de la abertura de captación de luz se hace más grande. Muchos astrónomos usan telescopios en la cima de las montañas, porque los telescopios pueden generar una mejor resolución debido a la atmósfera más delgada.