Aristóteles contribuyó a la teoría atómica moderna al introducir la alquimia, una ideología contra la cual los químicos finalmente se rebelaron. Aristóteles argumentó la alquimia por encima de la observación y la investigación científica. Sus creencias sostenían que el mundo estaba hecho de elementos infinitamente divisibles.
Muchos químicos y filósofos argumentaron a Aristóteles y creyeron en la teoría atómica. Demócrito consistentemente desafió a Aristóteles e insistió en que los elementos estaban hechos de una variedad de formas y tamaños. También creía que esto era lo que daba a los diferentes elementos sus atributos. La noción de que el átomo es un elemento desglosado en su proporción más pequeña estaba en completa oposición a las creencias de Aristóteles. En cambio, Alchemy, sostenía que un dios, o dioses, podría dividir un elemento infinitamente.
Los químicos, como Robert Boyle, comenzaron a adoptar una perspectiva escéptica con respecto al enfoque de Aristóteles. El escepticismo llevó a muchos descubrimientos científicos que se basaban en hechos. Otros científicos, como John Dalton, también demostraron la existencia de átomos al demostrar sus teorías con modelos hechos a mano.
Todavía existen prácticas de alquimia. La teoría atómica y la ciencia moderna nacen de la continua determinación de la humanidad de luchar por la verdad y continuar cuestionando las teorías establecidas. Este aspecto fundamental de la ciencia mantiene a la humanidad en un estado continuo de aprendizaje y avances tecnológicos para avanzar en la sociedad moderna.