Los ciervos no hibernan. Encuentran un lugar cálido donde dormir, a menudo debajo de árboles de coníferas. Debido a que las ramas de estos árboles son densas y bajas al suelo, protegen al venado del viento y la nieve.
Las ramas de los árboles de coníferas también actúan como un tipo de techo que ayuda a mantener el calor para que los ciervos puedan conservar su energía, permanecer lo más calientes posible y evitar a los depredadores. En el clima más frío, los ciervos se reúnen en grupos en áreas protegidas por árboles de hoja perenne. El pelaje del venado se vuelve más largo y más denso en el invierno para ayudar a mantenerlo más caliente también.
