Las semillas, hojas y brotes del castaño de indias, o castaño de indias, son todas venenosas para el ganado y los humanos cuando se consumen. Los brotes y semillas, que contienen las concentraciones más altas de la aesculina química, son Las partes más tóxicas de la planta.
Después de la ingestión, las altas concentraciones de aesculina se acumulan en el torrente sanguíneo y afectan negativamente al sistema nervioso central, lo que provoca síntomas como vómitos, temblores y una marcha asombrosa. Sin embargo, las semillas de castaño también son altas en proteínas y históricamente fueron utilizadas como fuente de alimento por ciertas tribus nativas americanas, que hervían y lixiviaban las semillas para eliminar las toxinas.