Hay seis máquinas simples, que incluyen la palanca, la rueda y el eje, el plano inclinado, la cuña, el tornillo y la polea. Juntos, estos seis forman la base de todos los sistemas mecanizados que alguna vez se han construido.
Las máquinas son dispositivos que facilitan el trabajo. Levantar, jalar, transportar y dividir objetos requiere el gasto de energía, y las máquinas simples dirigen esa energía de manera eficiente para realizar tareas con una fuerza mínima aplicada. Una rueda y un eje, por ejemplo, ruedan suavemente sobre el terreno sin perder energía indebida a la fricción, como lo haría un trineo. Las palancas y las poleas redirigen la fuerza de tal manera que hace que la elevación y la tracción sean mucho más eficientes que una aplicación de energía con fuerza bruta. Una cuña, como la cabeza de un hacha, concentra una fuerza motriz en un borde muy delgado que le permite conducir profundamente en los objetos y separarlos. Un tornillo confiere una ventaja mecánica al convertir el movimiento de rotación en movimiento lineal, un principio adoptado desde el primer siglo en el tornillo de agua, que levanta el agua contra la gravedad. Se pueden ver planos inclinados en cada rampa. Estos redirigen las fuerzas de elevación hacia un movimiento lineal simple que se eleva gradualmente sobre los obstáculos sin un elevador vertical.