Las hormigas no tienen narices, pero sí tienen dos largas protuberancias conocidas como antenas en sus cabezas que funcionan de manera similar. Las antenas permiten que las hormigas perciban su entorno local y se comuniquen con otros miembros de la colonia, y estos instrumentos siempre están en movimiento.
Las hormigas se comunican con otros miembros de su colonia tocando las antenas. Además de usarse para el olfato y la comunicación, las antenas también se usan como un órgano de visión compensatorio, ya que las hormigas tienen mala vista. Las antenas permiten que el animal se sienta por delante y por detrás para evitar obstáculos y encontrar caminos alternativos de movimiento.