La lejía, que es esencialmente cloro disuelto en agua, no es una sustancia inflamable por sí sola. Si se mezcla con ciertos materiales como el amoníaco o el acetileno, puede volverse inestable y formar compuestos o reacciones explosivas. .
La lejía debe mantenerse alejada de otros productos químicos como medida de seguridad, ya que es propenso a reaccionar explosivamente con otros materiales comunes. Otras preocupaciones de seguridad de la lejía incluyen el daño causado al cuerpo por inhalación, contacto con la piel e ingestión. La inhalación puede causar irritación o daño al sistema respiratorio. Se recomienda usar lejía en un área bien ventilada. El contacto con la piel puede causar irritación y provocar quemaduras químicas. La ingestión puede dañar el tracto gastrointestinal. Debido a estos peligros, la lejía debe mantenerse alejada de los niños y los animales.