Aunque los factores hereditarios juegan un papel importante en el desarrollo del niño, la mayoría de los psicólogos están de acuerdo en que tanto la herencia como el entorno son esenciales para moldear la personalidad. El genotipo interactúa con el entorno de muchas maneras durante el curso de desarrollo, lo que resulta en la creación del fenotipo.
El fenotipo depende de los genes dominantes, así como de la interacción de los genes con el medio ambiente. Los científicos han estado estudiando el fenotipo durante décadas para comprender cómo el entorno y los genes interactúan para producir un ser humano único.
Según los investigadores, las diferencias individuales que existen en la forma en que las personas se desarrollan se deben a factores genéticos, pero también están influenciadas por las experiencias de la vida. Como resultado, el entorno al que un niño está expuesto en el útero y después del nacimiento puede afectar la forma en que se expresan los genes. Por ejemplo, la exposición a drogas dañinas en el útero puede tener un impacto significativo en el desarrollo posterior del niño.
La mayoría de los psicólogos están de acuerdo en que las diferencias temperamentales tienen orígenes genéticos, pero los factores ambientales pueden apuntar al desarrollo en una dirección diferente. La genética tiene una influencia esencial en el desarrollo infantil, pero son solo una pieza de un rompecabezas que incluye numerosas variables ambientales, como la paternidad, la educación, la cultura y las relaciones sociales.