Si bien existe un tratamiento quirúrgico para los espolones óseos, los ortopedistas suelen recurrir a él como último recurso después de que otras opciones de tratamiento no tienen éxito. Las opciones quirúrgicas incluyen osteotomía o extirpación de parte del hueso y artroplastia o reemplazo de articulaciones, según el Baltimore Sun.
Debido a que los espolones óseos suelen ser el resultado de una causa subyacente, como la artritis, la enfermedad degenerativa del disco o la osteoporosis, los médicos generalmente intentan tratar la condición principal primero. El tratamiento se enfoca en prevenir el daño articular y minimizar el dolor, como explica University Orthopedics. Los tratamientos no quirúrgicos incluyen pérdida de peso, fisioterapia, inyecciones, estiramiento y aplicación de hielo. La cirugía solo se realiza en caso de lesiones articulares graves o deformidad.