El transporte activo es un método que usan las células para mover moléculas individuales de áreas de menor concentración a áreas de mayor concentración. Este transporte generalmente se realiza desde el interior de la célula hacia el exterior de la célula o viceversa. El transporte activo requiere energía, ya que la tendencia de las moléculas en solución es moverse de áreas de mayor concentración a menor concentración.
El transporte activo es una función crucial de las células, con máquinas moleculares especiales integradas en las membranas de una célula para lograrlo. Normalmente, las moléculas grandes no pueden atravesar las membranas de una célula, pero el agua puede hacerlo. Este proceso de movimiento de agua se conoce como ósmosis, que es la difusión de agua a través de una membrana, y en ambientes de agua dulce, las células deben tener estructuras especiales solo para eliminar el exceso de agua que atraen los solutos de su citoplasma. La difusión, en general, es la tendencia de los componentes de una solución a lograr una distribución uniforme. Las células, para mantener sus entornos internos, deben luchar constantemente contra la influencia de la difusión.
Muchas funciones importantes de las células dependen del transporte activo. Por ejemplo, la bomba de sodio-potasio sirve para mantener el sodio fuera de las células y el potasio en el interior, lo cual es crucial para la química celular. Esto resulta en altos excesos de cada soluto en cada destino, y la difusión actúa constantemente para deshacerlo. Estas bombas utilizan ATP para cumplir su tarea.