El aire puro es una mezcla homogénea hecha principalmente de nitrógeno y oxígeno. Sus elementos no se separan ni distinguen fácilmente unos de otros. La composición del aire no es uniforme y puede estar influenciada por factores ambientales, como la contaminación industrial, la gran forestación o la actividad volcánica.
Algunos de los elementos que componen el aire incluyen:
- nitrógeno (78 por ciento)
- oxígeno (aproximadamente el 21 por ciento)
- Argón (casi el 1 por ciento)
El Centro Nacional para la Investigación Atmosférica informa que muchos otros elementos traza están presentes en una muestra típica de la atmósfera de la Tierra, incluyendo dióxido de carbono, helio, metano y neón. Estos elementos secundarios tienden a ocurrir en concentraciones muy bajas en cualquier muestra dada. Sus naturalezas químicas les permiten mezclarse perfectamente para formar lo que comúnmente se conoce como aire, una mezcla transpirable para los humanos y otras formas de vida.
Los contaminantes que pueden cambiar la composición del aire incluyen:
- dióxido de carbono
- ozono
- azufre
Debido a que el aire es una mezcla homogénea, los contaminantes que se integran de manera efectiva representan un problema importante y pueden provocar enfermedades respiratorias y otras complicaciones para las personas expuestas. El dióxido de carbono es un subproducto de muchas fábricas, mientras que el azufre es más comúnmente producido por respiraderos naturales o volcanes.
Aunque el aire está lejos de ser uniforme en su composición, presenta muchas constantes que pueden analizarse para determinar la pureza relativa de una muestra. El conocimiento de la composición del aire permite una mejor comprensión de cómo el aire influye en los entornos y las biosferas del mundo.