Los leones tienen ojos de color ámbar. La Federación de Conservación Felina señala que incluso los leones blancos, cuyo pelaje carece del pigmento típico del león, tienen un color de ojos ámbar pálido.
Debido a que los leones son nocturnos, sus ojos están diseñados para mejorar la visión nocturna. La estructura anatómica del ojo es responsable del brillo del ojo, o brillo brillante, que es visible cuando se le ilumina una luz durante la noche. El color del brillo de este ojo a menudo toma un tono rojo o dorado, pero el color preciso varía con el ángulo en el que se ve el león.
El brillo del ojo colorido es el resultado de una capa de células ubicadas detrás de las retinas del león. La calidad reflectante de estas células ayuda a que los ojos del león absorban más luz, lo que aumenta la visión nocturna del león.