La contaminación del aire proviene de una amplia gama de fuentes, que se clasifican en móviles, estacionarias, de área y fuentes naturales. Las fuentes móviles incluyen vehículos, trenes y aviones. Las fuentes estacionarias incluyen industrias y refinerías de petróleo. Ejemplos de fuentes de área son ciudades y áreas agrícolas, mientras que las fuentes naturales incluyen volcanes e incendios forestales.
Los contaminantes del aire pueden ser visibles o invisibles. Los humos de los aerosoles, barnices, pinturas y lacas para el cabello son otras fuentes de contaminación del aire. La contaminación del aire también puede provenir de fuentes militares, tales como cohetes, guerra de gérmenes y armas nucleares. El polvo y el humo son contaminantes comunes del aire. La actividad volcánica causa contaminación del aire porque emite partículas de ceniza, dióxido de azufre y cloro. El dióxido de azufre también está contenido en el smog y causa lluvia ácida.
Los automóviles y otras fuentes móviles contribuyen a más del 50 por ciento de la contaminación del aire en los Estados Unidos, revela el Servicio de Parques Nacionales. La deposición de residuos en vertederos genera metano, que desplaza el oxígeno. El metano es un gas de efecto invernadero que también es emitido por el ganado y otras fuentes naturales, como los pantanos. El dióxido de carbono es otro gas de efecto invernadero que contribuye más al calentamiento global. Los riesgos para la salud asociados con la contaminación del aire incluyen cáncer de pulmón, infecciones respiratorias, derrames cerebrales, asma y enfermedades del corazón.
Las áreas densamente pobladas, como las ciudades, tienen el nivel más alto de contaminación del aire. Las iniciativas personales, como conducir menos, contribuyen a reducir la contaminación del aire. Las políticas gubernamentales, como el aumento del impuesto sobre la gasolina, también contribuyen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.