Las jirafas pueden vivir hasta 25 años en las praderas abiertas del África subsahariana y hasta 30 años en cautiverio. Sin embargo, la mortalidad infantil es alta entre las jirafas. Aproximadamente el 50 por ciento de los terneros jirafas no sobreviven más allá de los seis meses.
Aunque las jirafas pueden vivir hasta 30 años en cautiverio, la vida normal en ese tipo de entorno es de aproximadamente 13 años para los toros y 17 años para las vacas.
En las praderas del África subsahariana, las jirafas se enfrentan a amenazas de depredadores como leones, hienas, leopardos, cocodrilos y perros salvajes. Las jirafas mayores, jóvenes y enfermas son especialmente vulnerables a ser cazadas. Sin embargo, beber en un abrevadero también hace que las jirafas sanas y maduras sean vulnerables a ser presa, especialmente a los cocodrilos, ya que una jirafa debe extender sus piernas y bajar su cuello para beber.
Las jirafas son fácilmente reconocibles por sus altos cuellos y piernas, abrigos manchados y lenguas negras. Son los mamíferos más altos de la Tierra. Las manchas oscuras encontradas en el cuerpo de una jirafa sirven para camuflar al animal entre los árboles altos que salpican las praderas subsaharianas, y varían en complejidad, color y tamaño en las nueve subespecies. Estas manchas también ayudan a las jirafas a regular la temperatura corporal, ayudan a otras jirafas a distinguir entre los miembros individuales de una manada y también pueden indicar la edad, ya que las manchas de las jirafas se oscurecen con la edad.
