Las ranas por lo general viven en áreas boscosas y de humedales y se encuentran en todos los continentes excepto en la Antártida. Viven en estanques, dentro de la cobertura del suelo, en árboles y, a veces, en pastizales y en desiertos.
Como todos los anfibios, las ranas comienzan su vida en el agua, donde se transforman de renacuajos en ranas adultas. Algunas especies de ranas están especialmente adaptadas para vivir en árboles, con un dedo en forma de garra con forma especial para agarrar ramas y almohadillas en sus dedos que ayudan en la escalada. Otras especies de ranas pasan su vida enteramente en el agua. Las ranas que habitan en ambientes desérticos se hunden en el suelo durante la estación seca y entran en un estado latente llamado estivación, luego regresan a la superficie durante la temporada de lluvias.
Las ranas que viven en climas más fríos hibernan durante el invierno, enterrándose en lodo en el fondo de los estanques o debajo de la hojarasca en el suelo del bosque. Algunas especies de ranas en los climas más fríos incluso se congelan junto con su entorno y se descongelan nuevamente en la primavera. Esta asombrosa adaptación se debe a la producción de glucosa en el cuerpo de la rana, que evita que se forme hielo dentro de las células y órganos donde podría causar daño. La rana se mantiene viva, congelada en un estado de animación suspendida hasta que se vuelve a descongelar de adentro hacia afuera en la primavera.
