Japón se convirtió lentamente en una democracia después del final de la Segunda Guerra Mundial en 1945. Tomó 6 años de ocupación y una nueva constitución escrita en 1946 para lograr el cambio.
Como parte de la nueva constitución, el poder se retiró del Emperador y su línea familiar y se pasó al pueblo de Japón. Junto con este cambio, el país renunció a la guerra y renunció a su derecho a tener una fuerza militar. La vida de la gente cambió en todo el país. A los arrendatarios se les otorgó la propiedad de la tierra que los trabajadores trabajados e industriales podían formar sindicatos para proteger sus derechos y salarios.