Los satélites artificiales se utilizan para muchos propósitos, incluidas las comunicaciones, la navegación, la recopilación de información meteorológica, la creación de mapas e incluso el espionaje. Los satélites artificiales vienen en varias formas, incluidos telescopios y sondas. Entran en órbita alrededor de la atmósfera de la Tierra o viajan a otros planetas después de lanzarse a través de cohetes, y permanecen en la atmósfera durante un período específico de tiempo antes de regresar a la Tierra.
Los satélites varían en tamaño y complejidad, y tienen diferentes características que los hacen adecuados para varias funciones. Los telescopios espaciales se encuentran entre los objetos más grandes e innovadores del espacio. Estos telescopios disfrutan de un diseño interno complejo, con capacidades para recuperar y almacenar información. Los telescopios espaciales recopilan información sobre objetos en el espacio exterior, como las estrellas y otros planetas. Incluyen varias embarcaciones conocidas, como el telescopio espacial Hubble. Estos telescopios proporcionan información valiosa para los científicos y astrónomos. Sin embargo, normalmente ocupan un lugar alto en la lista de telescopios caros. Algunos requieren mantenimiento frecuente, lo que requiere visitas de los astronautas. Las sondas espaciales, en contraste con los telescopios espaciales, no orbitan la Tierra. En su lugar, vuelan a planetas distantes e incluso a otros sistemas solares, recolectando información y devolviendo datos científicos. Además de recopilar información científica, los satélites ayudan a hacer mapas, proporcionar servicios de navegación y ver su uso en el ejército, actuando como un espía y un barco de reconocimiento.