Las náuseas, la falta de apetito, la diarrea y la fatiga son algunos de los síntomas finales de la insuficiencia hepática en etapa terminal, de acuerdo con la American Liver Foundation. La confusión, la desorientación y la somnolencia pueden seguir, y el coma y la muerte es posible.
Cuando se produce una insuficiencia hepática en etapa terminal, el hígado ha perdido su capacidad para funcionar, explica la American Liver Foundation. Debido a que los síntomas iniciales pueden ser indicativos de otras afecciones, puede que no sea evidente que el hígado ya no sea viable. Se requiere tratamiento inmediato, y los médicos pueden intentar salvar cualquier parte del hígado que aún esté funcionando. Si eso no es posible, un trasplante de hígado es la única otra opción.
La insuficiencia hepática crónica se produce durante un período de años, señala la American Liver Foundation. A menudo es el resultado de la cirrosis, que es una cicatrización del hígado, aunque la desnutrición también puede causar insuficiencia hepática crónica. La insuficiencia hepática aguda se refiere a una insuficiencia hepática repentina, y puede ocurrir dentro de las 48 horas. El envenenamiento y la sobredosis de medicamentos son causas comunes de insuficiencia hepática aguda.
Un hígado sano combate las infecciones, limpia la sangre y ayuda a digerir los alimentos, indica la American Liver Foundation. Cuando está dañado, a menudo es capaz de regenerarse; sin embargo, si el hígado se inflama y la inflamación no se trata, se producen cicatrices. Esto dificulta la capacidad del hígado para funcionar de manera óptima. A medida que la cicatrización avanza, la función hepática se degrada hasta que falla por completo.