Los síntomas del linfoma folicular de grado 1 son los mismos que para cualquier linfoma no Hodgkin: ganglios linfáticos inflamados con dolor en el cuello, axila e ingle, fatiga, dolor abdominal, sudores nocturnos, fiebre y pérdida de peso según la Clínica Mayo. Algunos pacientes no tienen síntomas cuando se les diagnostica.
El linfoma folicular suele tener un crecimiento lento, según la Sociedad Americana del Cáncer. Esta condición tiende a crecer en un patrón circular en los ganglios linfáticos. La condición responde bien al tratamiento, pero es difícil de curar.
En algunos casos, los médicos no tratan el linfoma folicular en sus etapas iniciales, sino que esperan hasta que la enfermedad comience a causar problemas al paciente, informa la Fundación de Investigación de Linfomas. Estos pacientes "observan y esperan" tienen casi los mismos resultados que los pacientes tratados de inmediato. Alrededor del 30 por ciento de los linfomas foliculares se convierten en un linfoma difuso de células B más agresivo y de rápido crecimiento.
La edad promedio de una persona con linfoma folicular es 60 años, y los jóvenes rara vez desarrollan la enfermedad, afirma la Sociedad Americana del Cáncer. Además de los ganglios linfáticos, el cáncer también aparece con frecuencia en la médula ósea del paciente.
Las opciones de tratamiento suelen ser quimioterapia y radiación, que a veces se usan juntas. La radioinmunoterapia y los trasplantes de células madre pueden ser opciones de tratamiento para los pacientes que tienen una recurrencia de linfoma folicular.