Los ejemplos de archaebacterias incluyen los halófilos, los metanógenos y los termófilos. Las Arcahebacterias son organismos unicelulares que pertenecen al dominio Archaea. Una característica que todos tienen en común es la capacidad de prosperar en condiciones ambientales extremas que existían hace varios miles de millones de años.
Los halófilos se encuentran en condiciones donde el contenido de sal es alto. Esto incluye lagos y agua de mar. Los metanógenos producen metano y se encuentran en los intestinos de los rumiantes y en los pantanos y plantas de tratamiento de aguas residuales. Los termófilos se encuentran en ambientes con calor intenso, como en manantiales y cerca de respiraderos hidrotermales. Las archaebacterias son similares a las eubacterias en que carecen de un núcleo.