La desertificación causa un alto riesgo de pérdida de cultivos, bajos rendimientos económicos de los cultivos, una acumulación de sal en el suelo y la quema accidental de la vegetación semiárida. Este proceso convierte las tierras desérticas utilizables en tierra inutilizable debido a la mala gestión de la tierra.
La desertificación limita la capacidad de la tierra para sustentar la vida, lo que afecta tanto a la vida silvestre como a las personas. La eliminación de las plantas y la reducción de la cobertura vegetal llevan a una erosión avanzada del suelo y aumentan las posibilidades de impacto y escorrentía de las gotas de lluvia. La desertificación es un proceso auto-continuo. Una vez que comienza en un área específica de tierra, las condiciones establecidas son ideales para un deterioro continuo. La desertificación causa daños a aproximadamente 12 millones de hectáreas de tierra por año.